La primera ave que salvó a Robert Vallières fue un helicóptero Black Hawk. Fue en octubre de 1990, cuando tenía 28 años y prestaba servicio como soldado del ejército durante la Guerra del Golfo Pérsico. Se encontraba en la parte trasera de un camión en una misión para fortificar una trinchera en el remoto desierto árabe cuando lo golpeó un rayo potente, haciéndolo volar por el aire, causándole graves lesiones en la cabeza e inflamación en el cerebro. El helicóptero llevó rápidamente a Vallières a un hospital de campo para brindarle atención de emergencia. Más tarde lo llevaron al barco de la marina estadounidense Comfort, donde lo estabilizaron. Luego, lo trasladaron al Centro Médico Militar Walter Reed de Washington, D.C., donde se sometió a cirugía cardíaca y arterial. Después de su retiro con honores, Vallières regresó a Concord, Nuevo Hampshire. Aunque ya parecía estar bien, continuaba luchando contra espasmos en el pecho y el Síndrome de la Guerra...