
(Este art铆culo se produjo en colaboraci贸n con el , una organizaci贸n de noticias sin fines de lucro.)
El que tiene el arma lleg贸 con un gesto arrogante, paseando por la puerta en una musculosa blanca y unos jeans rasgados en las rodillas. Se instal贸 en el suelo de pl谩stico, encendi贸 un cigarrillo de clavo grueso, y comenz贸 animadamente a hablar de las 23 aves en peligro de extinci贸n a las que le hab铆a disparado en Indonesia en los cinco meses anteriores. Con sus grandes p贸mulos y cabello negro brillante, el apuesto hombre de 37 a帽os pasa su arma de 4,5 mil铆metros para que nosotros, los visitantes, podamos admirar la elegante culata color caramelo y su reluciente ca帽贸n de lat贸n. 脡l estaba orgulloso de ser fotografiado y grabado en v铆deo imitando los cantos agudos de sus v铆ctimas emplumadas, que luego se convert铆an en risas hist茅ricas. "隆Koo! 隆Koo! 隆Koo! 隆Koo! 隆Koo! 隆Koo! 隆Koo! 隆Koo! 隆隆隆Koo-koo-koo-koo-koo-Kah-Kah-kah- Kah-Kah-Kah-Kah-Kah-Kah-Kah Kah!!!".
Hace tan solo un a帽o, ni este hombre, ni ninguno de sus amigos, podr铆an haber se帽alado a un c谩lao de yelmo en un libro ilustrado para ni帽os. Ahora los tres hablan de c贸mo el ave 鈥攓ue ellos llaman 搁补苍驳办辞苍驳鈥� viaja en parejas y prefiere las altas ramas de un 谩rbol de higos en particular a trav茅s del r铆o. Las aves salen por la ma帽ana, dicen, alrededor de las 7 u 8, y luego otra vez en la tarde. Cuando un macho muere, su compa帽era aparecer谩 "un poco perdida," volando en busca de 茅l y llamando a sus amigos.
Un activista ambiental local, llamado Rudi Putra, me hab铆a llevado a esta modesta casa de ladrillos en la provincia de Aceh, en el extremo norte de Sumatra. Con 39 a帽os de edad, una peque帽a barba y un t铆tulo en biolog铆a de la conservaci贸n, Putra desarroll贸 un amor temprano por los rinocerontes emblem谩ticos de su isla natal y ahora dedica su vida a proteger a estos y a otra vida salvaje de la regi贸n. Es un llamado que implica, a menudo, roces con cazadores furtivos como estos. Los hombres matan al c谩lao de yelmo por su casco 煤nico, una extensi贸n de queratina s贸lida en la parte superior del pico. Altamente estimado por los chinos cuando se esculpe en forma de botellas y joyas y se muele en medicinas tradicionales, este elemento ha adquirido un nuevo estatus en los 煤ltimos a帽os, como resultado, en parte, de la creciente dificultad para adquirir colmillos de elefante. Putra entiende la desesperaci贸n econ贸mica que lleva a estos hombres a cazar aves y, en lugar de difamarlos, tiene como objetivo orientarlos hacia otras alternativas.
Pero las armas de los cazadores furtivos son solo la m谩s reciente amenaza para el archipi茅lago que Putra llama hogar. Indonesia es el epicentro de la producci贸n de aceite de palmera, una sustancia que, sin el conocimiento de la mayor铆a de los estadounidenses, ha invadido silenciosamiente nuestras vidas. Hoy en d铆a, se encuentra presente en la mitad de los productos en los estantes de las tiendas de Estados Unidos, desde galletas y helados hasta lociones y l谩pices labiales. A su vez, este producto b谩sico, vers谩til y de bajo precio est谩 en aumento en India, China, y m谩s. A nivel mundial, la producci贸n de aceite de palmera se ha duplicado durante la 煤ltima d茅cada, y se prev茅 que vuelva a hacerlo para el 2020.
El cultivo de la planta de aceite de palmera ya ha cobrado un precio devastador para las aves de Indonesia (y de Malasia, donde se cultiva la mayor parte del resto de aceite de palmera del mundo). Aqu铆, en Sumatra, m谩s del 75 por ciento de las 102 especies de aves que dependen de los bosques de tierras bajas ahora se consideran en peligro a nivel global. Y BirdLife International informa que 27 de las 34 脕reas de Importancia para las Aves de la isla contienen grandes extensiones de la clase de bosques de tierras bajas que la industria aprecia.
A medida que los bosques desaparecen, los c谩laos y otras aves se encuentran atrapadas en 谩reas de h谩bitat adecuado cada vez m谩s peque帽as. Al mismo tiempo, las nuevas carreteras y plantaciones de palmeras oleaginosas hacen que los bosques restantes sean mucho m谩s accesibles para los cazadores furtivos. Yokyok "Yoki" Hadiprakarsa, un bi贸logo de la conservaci贸n que dirige la Indonesia Hornbill Conservation Society con sede en Java, estima que entre 2012 y 2015, m谩s de 2,400 c谩laos de yelmo fueron asesinados en el pa铆s. Ya que las poblaciones han sido diezmadas en Kalimantan (la parte Indonesia de Borneo) y el sur de Sumatra, los cazadores furtivos han trasladado sus esfuerzos hacia el norte. En junio pasado, las autoridades aqu铆 confiscaron 12 cascos, dos rifles, una balanza digital, y tel茅fonos celulares desechables de un par de hombres de Aceh, quienes confesaron haber vendido al menos 124 picos a intermediarios chinos en los seis meses anteriores. En tan solo tres a帽os, de 2012 a 2015, la Uni贸n Internacional para la 颁辞苍蝉别谤惫补肠颈贸苍 de la Naturaleza con sede en Suiza rebaj贸 los c谩laos de yelmo dos clases, de "casi amenazada" a "en peligro cr铆tico".
Gracias en gran medida a la industria del aceite de palmera, los indonesios que durante siglos han vivido de la tierra, obteniendo alimentos, materiales de construcci贸n, le帽a y agua de los bosques, ahora tienen que pagar por este tipo de necesidades. "La gente se pelea todos los d铆as por satisfacer sus necesidades diarias", explica Hadiprakarsa, "por lo que buscan oportunidades r谩pidas. Para aquellos que viven cerca de los bosques, la caza de vida silvestre es la opci贸n obvia".
Sin embargo, la destrucci贸n de las selvas tropicales de Indonesia tiene consecuencias para todos nosotros. Los bosques del archipi茅lago no solo proporcionan una de las reservas de carbono m谩s importantes del planeta, sino que el pa铆s es el hogar de la mayor concentraci贸n de turberas tropicales de la Tierra, suelos formados durante miles de a帽os a trav茅s de la acumulaci贸n de materia org谩nica. Los dep贸sitos de turba en Sumatra, los cuales se extienden a trav茅s de 460.000 acres y pueden alcanzar profundidades de 25 pies, contienen 11 veces m谩s carbono que la biomasa de los bosques sobre ellos. Cuando las empresas de aceite de palmera queman las turberas como paso previo a la excavaci贸n de canales y la siembra, enormes cantidades de di贸xido de carbono se liberan hacia la atm贸sfera. La deforestaci贸n y la degradaci贸n de la turba representan 85 por ciento de las emisiones de CO2 de Indonesia. Hoy en d铆a, el pa铆s ocupa el quinto lugar de emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo.
Una violenta insurgencia separatista de 30 a帽os evito que la provincia de Aceh sufriera el mismo destino que el resto de Sumatra, hasta que la firma de un acuerdo de paz que en 2005 puso fin a eso. En particular, la industria del aceite de palmera tiene la mirada puesta en el ecosistema de la provincia de Leuser, una extensi贸n de 6,5 millones de acres de tierras bajas y selva tropical monta帽osa que se extienden a trav茅s de la mitad inferior de la provincia. Siendo el hogar de 382 especies de aves, 105 especies de mam铆feros y 95 especies de reptiles y anfibios, Leuser es Patrimonio Mundial designado por la UNESCO y se encuentra entre los sitios de mayor diversidad biol贸gica de la Tierra.; los cazadores furtivos viven en el centro en una aldea llamada Tamieng. El Leuser, un tercio del cual comprende el Parque Nacional de Gunung Leuser, es la 煤ltima 谩rea restante de tama帽o y calidad suficiente como para mantener poblaciones viables de tigres, elefantes, rinocerontes de Sumatra, y de orangutanes, panteras nebulosas, y osos malayos. Adem谩s de sus poblaciones de C谩laos de Yelmo, C谩laos Rinoceronte, y dem谩s especies de c谩laos, se pueden apreciar los llamados de la Perdiz Pecho Pardo, el Fais谩n de Salvadori, varios Charlatanes de Sumatra, y del Papamoscas de R眉ck en gran peligro de extinci贸n.
Considerado como un 脕rea Estrat茅gica Nacional en lo que el gobierno denomina "funci贸n de protecci贸n del medioambiente," el Leuser se encuentra protegido por la ley de Indonesia. A煤n as铆, en los 煤ltimos 15 a帽os se ha perdido aproximadamente el 15 por ciento de su superficie debido a las plantaciones de aceite de palmera y a otras industrias extractivas, tal como la maderera y la minera. (Los activistas y ONGs de la regi贸n dicen que las empresas obtienen permisos a trav茅s de acuerdos secretos con las autoridades locales, o simplemente limpian la tierra de manera ilegal. La falta de supervisi贸n a nivel nacional significa que lo hacen mayormente con impunidad.) Adem谩s de la disminuci贸n del h谩bitat general de los c谩laos, las incursiones impactan los requisitos particulares de las aves. Conocidos como "agricultores de la selva" debido al papel fundamental que desempe帽an en la dispersi贸n de semillas, los c谩laos necesitan un h谩bitat denso y un suministro constante de fruta. Sus h谩bitos de anidaci贸n 煤nicos dependen de la especie de 谩rboles de edad madura que tienden a talar los desarrolladores en primer lugar. Una hembra lista para poner sus huevos se retira a una cavidad natural en el interior de un gran tronco. Ella y su pareja sellan la entrada con una pasta de frutas, lodo y heces, dejando una peque帽a abertura a trav茅s de la cual 茅l la alimentar谩 (y, eventualmente, a su polluelo) durante hasta cinco meses. Por ende, matar a un c谩lao macho, como los cazadores furtivos suelen hacer dado a su mayor tama帽o, a menudo significa tambi茅n la muerte de la hembra y del polluelo.
Los amados rinocerontes de Putra鈥攋unto con los tigres y elefantes del norte de Sumatra鈥攖ambi茅n est谩n siendo presa de la industria del aceite de palmera. Privados de su h谩bitat natural, estos animales una vez protegidos han comenzado a invadir las comunidades locales. Los agricultores y los trabajadores de las plantaciones, molestos por el h谩bito de las bestias de derribar casas y pisotear los cultivos, responden colocando venenos y trampas. Los rinocerontes de Sumatra, que una vez se encontraron en todo el sudeste de Asia, ahora suman tan solo 100 individuos. Los orangutanes de la regi贸n se encuentran tan asediados que los socorristas, armados con pistolas tranquilizantes y redes, han comenzado a realizar actividades de patrulla con la esperanza de detectar primates abandonados en medio del creciente mar de palmeras. Los animales desorientados son transportados a bosques con capacidad suficiente para acomodarlos, mientras que los hu茅rfanos y heridos se trasladan a un centro de rehabilitaci贸n鈥攓ue en este momento se encuentra sobrepoblado鈥攆uera de la ciudad cercana de Medan.
La caza furtiva de los c谩laos es reciente. Fue reci茅n a fines de 2014, explica el mayor de los tres cazadores furtivos, el que nos invit贸 a su casa y nos sirvi贸 caf茅 almibarado, que 茅l y los dem谩s comenzaron a notar extra帽os en su entorno, hombres de la provincia de Jambi, al sur de este pueblo remoto, y hombres Chinos que aparec铆an por un d铆a o dos antes de desaparecer de nuevo. Con el tiempo se hizo evidente que los extra帽os hab铆an venido en busca de C谩laos de Yelmo, una de las 10 especies de c谩laos que hacen de esta isla su hogar. (Entre aproximadamente 60 especies de c谩lao en todo el mundo, alrededor de la mitad son aut贸ctonas del Sur de Asia, incluyendo 13 que viven en Indonesia. Los otros c谩laos, ninguno de los cuales se encuentra seriamente amenazado, son aut贸ctonos de 脕frica Subsahariana.) A $6,000 por kilogramo, los cascos de las aves, com煤nmente denominados "marfil dorado," "marfil rojo" o "jade de oro," se venden por hasta cinco veces m谩s que el marfil de elefante. Las tiendas de Hong Kong exhiben baratijas con complejos grabados hechas de este elemento con precios en las decenas de miles de d贸lares. 驴Qui茅n podr铆a culpar a estos muchachos por querer un pedazo de la acci贸n?
Putra cuenta que su propio despertar acerca de la importancia de preservar el Ecosistema de Leuser comenz贸 en 2001. Mientras trabajaba como investigador all铆, una inundaci贸n violenta asol贸 su comunidad y otras, por lo que tom贸 la determinaci贸n de combatir la deforestaci贸n a cualquier precio. Cuando el apoyo a su trabajo financiado por el gobierno ces贸, Putra comenz贸 a organizar reuniones con miembros de la comunidad, polic铆as, funcionarios locales y grupos de sociedad civil en un esfuerzo por frustrar la industria del aceite de palmera, que para el a帽o 2000 hab铆a suplantado la tala como la amenaza n煤mero uno a el Leuser. Putra comenz贸 a dirigir equipos de voluntarios en el bosque para hacer frente a los cazadores furtivos y desmantelar sus trampas. Con el tiempo, fund贸 el Foro de 颁辞苍蝉别谤惫补肠颈贸苍 de Leuser, que, con la ayuda de donantes como la Fundaci贸n Leonardo DiCaprio, en la actualidad emplea a m谩s de 70 guardas para vigilar la regi贸n, protegi茅ndola de los cazadores furtivos y de las plantaciones ilegales de palmera por igual. En 2014, Putra recibi贸 el Premio Ambiental Goldman, un honor de $175,000 otorgado anualmente a un pu帽ado de activistas que trabajan en todo el mundo.
De figura delgada (casi c贸ncava), con un sentido de la moda asc茅tico de chancletas de goma y camisetas desgastados, y una voz suave, este padre de dos es una extra帽a mezcla de alto funcionamiento ejecutivo, profeta, y ni帽o inocente. Empu帽ando un tel茅fono Samsung en una mano y un Nokia en la otra, hace malabares con llamadas de varios continentes pero se disuelve en risas al recordar su primer encuentro cara a cara con un rinoceronte. ("La primera vez que nos encontramos con un rinoceronte, 隆nuestro equipo simplemente sali贸 corriendo! 隆Y el rinoceronte corri贸 para el otro lado!") En una reuni贸n en un bungalow sobre unos pilotes al aire libre, Putra se sent贸 con las piernas cruzadas frente a 26 empleados vestidos con atuendos de "Equipo de Protecci贸n de Vida Silvestre" y habl贸 con una tranquila autoridad sobre el trabajo del grupo, a menudo peligroso. "Recuerden que las personas que van al bosque a cazar furtivamente son nuestros amigos y familia," le dijo al grupo, cuyos miembros tienen edades entre 25 y 70. "No debemos odiarlos. Debemos ser gentiles con ellos y explicarles por qu茅 no deben cazar."
Para el a帽o 2009, Putra, que todav铆a acompa帽a a sus guardabosques en patrullas de 15 d铆as cada mes, hab铆a comenzado a llevar motosierras a las plantaciones ilegales de palmeras en el norte de Sumatra. (Los funcionarios provinciales emiten permisos de "exploraci贸n" preliminares, con los cuales se espera que las empresas aseguren el consentimiento de las comunidades locales y preparen evaluaciones ambientales como requisitos para la autorizaci贸n para el desarrollo. Muchos siguen adelante con la limpieza y la siembra sin cumplir con ninguna de las dos.) Pasamos una tarde nublada vagando por las colinas y zigzagueando entre las gigantescas hojas de las palmeras para llegar a un grupo de 谩rboles en una parcela de 2,600 acres en la franja oriental del Leuser. Seguidos por un pu帽ado de ni帽os curiosos y acompa帽ados por 11 muchachos locales portando semillas de pl谩tano, duri谩n, y otras plantas鈥攕iembran cultivos aut贸ctonos en los sitios donde se derriban palmeras oleaginosas鈥攐bservamos el paisaje irregular de color verde fangoso. La 煤nica variaci贸n en el tono del paisaje eran las lunas p谩lidas de los troncos ya cortados. Uno de los muchachos encendi贸 el motor de la motosierra y condujo su hoja de cinco pies sin descanso a trav茅s de la base de un enorme tronco. El gigantesco 谩rbol cay贸 al suelo con un ruido sordo. A pesar de que no hubo resistencia en ese d铆a en particular, Putra, que en este punto ha desmantelado 26 plantaciones ilegales鈥攗nos 7,500 acres de aceite de palmera鈥攄ijo que los enfrentamientos son una parte del trabajo. El apoyo de los polic铆as locales es de ayuda, pero Putra y sus colegas se enfrentan habitualmente contra funcionarios locales y empresariales, uno de los cuales lo demand贸 por da帽os a la propiedad. (La plantaci贸n en cuesti贸n se consider贸 ilegal y su propietario fue, en 煤ltima instancia, expulsado 鈥嬧€媎e la tierra.) "Todas estas personas siempre se enojan conmigo," dice encogiendo los hombros.
Otra vez fuera de los l铆mites de las plantaciones, me detuve a charlar con un local llamado Ngatimen. A finales de 1990, me dijo, 茅l y los dem谩s aldeanos plantaron palmeras oleaginosas en una secci贸n del bosque que hab铆a sido previamente talada. (Los peque帽os productores, quienes venden a las f谩bricas locales para ser absorbidas con el tiempo por empresas de suministro m谩s grande, representan aproximadamente el 40 por ciento de la producci贸n de aceite de palmera de Indonesia.) "No hicimos un an谩lisis de costo-beneficio," dijo. "Pensamos que vender铆amos la fruta f谩cilmente." Cuando los precios del aceite de palmera cayeron a nivel global en 2012, los aldeanos luchaban por alimentar a sus hijos. Desde ese entonces, han destruido las palmeras y las han reemplazado con 谩rboles de lim贸n, naranja y madera dura. Pero la comunidad, cuyos habitantes se encuentran entre los 4.5 millones de habitantes de Sumatra que dependen del Leuser para obtener agua y alimentos, continua sufriendo los efectos nocivos de la industria. Las inundaciones repentinas se han vuelto m谩s frecuentes gracias a la erosi贸n, y las incursiones de fauna no deseada se han convertido en algo com煤n. Aunque las empresas de aceite de palmera proveen un n煤mero moderado de puestos de trabajo cuando entran en una comunidad, el trabajo tiende a ser de salario muy bajo, con pocas oportunidades de ascenso. (Los trabajadores de aceite de palmera en Kalimantan han confesado haber cazado furtivamente pangolines鈥攗n animal similar a un oso hormiguero que se encuentra en peligro de extinci贸n鈥攑or la noche con el fin de complementar sus pobres salarios de trabajo diario.) Antes de que se establecieran las empresas de aceite de palmera, cuenta Ngatimen, "sol铆a haber todo tipo de aves. Ahora hay que viajar muy lejos hacia las monta帽as para escuchar algo."
Putra estaba determinado a que yo pasara alg煤n tiempo en una parte del Leuser conocida como Ketambe ("el lugar m谩s bello del mundo," hab铆a dicho por correo electr贸nico), en donde una estaci贸n de investigaci贸n de 30 a帽os de antig眉edad acoge a los cient铆ficos que estudian la rica biodiversidad del 谩rea. Si bien gran parte de la regi贸n circundante fue talada hace cuatro d茅cadas, el aislado coraz贸n de Ketambe sigue, afortunadamente, intacto. Despu茅s de un vuelo de 40 minutos hacia el sur desde la capital provincial de Banda Aceh (sitio del devastador tsunami de 2004), con las ondas verdes del Leuser asom谩ndose en el horizonte, aterrizamos en un valle en donde se hallan unos pocos pueblos dispersos. En nuestro recorrido por las carreteras sinuosas, pasamos esteras de nueces de la India sec谩ndose al sol y grupos de ni帽as yendo a la escuela en camisas de manga larga y pa帽uelos a juego鈥攅videncia de la fuerte tradici贸n musulmana presente aqu铆 en la punta de la isla.
Una canoa nos llev贸 a trav茅s de un r铆o r谩pido, dej谩ndonos en la arena, y nos dirigimos hacia la casi oscuridad del bosque. Pasando por encima de troncos ca铆dos y hojas en diferentes etapas de deterioro, navegamos a trav茅s de una mara帽a de diversos troncos cuyos di谩metros van desde un octavo de pulgada a seis pies. Una higuera estranguladora de un siglo de antig眉edad, cuyas ra铆ces individuales se entremezclaban en un gran todo, alcanzaba heroicamente el sol. En un momento vimos un orangut谩n鈥攗na hembra de 15 a帽os de edad, de nombre Kelly nos dijeron鈥攄escansando a unos 70 pies por encima de nosotros. Despu茅s de observarnos durante m谩s de 10 minutos, estir贸 un brazo naranja (el tronco delgado que la sosten铆a se dobl贸 como en los dibujos animados a causa de su peso) y se balance贸 para agarrar una rama adyacente. El zumbido de las cigarras, el hilo de agua sobre las rocas. Trino. Chirrido. Graznido. El lugar era un torbellino de vida, ciempi茅s m谩rmol negro por aqu铆, mariposas azafr谩n por all铆. (Y sanguijuelas por todos lados.)
Un enorme fais谩n gris con una cola larga y una cabeza peque帽a鈥攗n Argos Real鈥攖rep贸 a trav茅s de la maleza, seguido por una peque帽a Tordina de Horsfield de est贸mago gris. Desde muy por encima lleg贸 el silbido de una Irena Dorsiazul y el r谩pido tu- trruk, ku-trruk de un diminuto Barbudo Orejigualdo.
Un Bulbul Ojiblanco hac铆a alarde de sus fabulosas alas verde-amarillas. Pero fue un sonido r铆tmico, similar al de un helic贸ptero, el que nos detuvo. Levantamos la vista hacia las copas de los 谩rboles y observamos un par de C谩laos Gorginegros. En otro momento, dos C谩laos Arrugados montaron un espect谩culo, volando en r谩pida sucesi贸n mientras uno alimentaba con higos al otro. Debido a sus cuerpos negros y faldas blancas, parecen camareras en el cielo. El escurridizo C谩lao de Yelmo no lleg贸 a materializarse鈥攏o es sorprendente, teniendo en cuenta sus pocas cantidades鈥攃omo lo hizo su primo con casco, el Rinoceronte. Aunque el "marfil" de este 煤ltimo es hueco, el ave tambi茅n ha sido v铆ctima de los cazadores furtivos, muchos de los cuales la confunden con sus presas con casco; se estima que la poblaci贸n de C谩laos Rinoceronte de Indonesia ha ca铆do a menos de 3,000.
De vuelta en las afueras del Leuser, Putra y yo salimos una ma帽ana a investigar un poco de humo que hab铆amos notado el d铆a anterior, el cual sospech谩bamos que se elevaba desde el interior del parque nacional. Despu茅s de una hora de deambular por caminos de tierra y, como parece inevitable, perderse en medio del laberinto que es una plantaci贸n de palmeras oleaginosas (el humo se elevaba desde el lado m谩s distante), Putra marc贸 algunos n煤meros en su Nokia y un hombre llamado Pranyoga pronto apareci贸 en una motocicleta roja. "脡l es el mejor de mis esp铆as," dice Putra. "Yo lo llamo 'el hombre sin miedo.'" Pranyoga, quien creci贸 en las inmediaciones de un bosque que ya ha sido suplantado por palmeras, ha trabajado con Putra durante 16 a帽os, sirviendo de enlace con la comunidad y vigilando las idas y venidas, a menudo ilegales, de la industria. A pesar de que ha sufrido repetidas amenazas contra su vida, 茅l dice que est谩 decidido a garantizar que sus propios hijos tengan la oportunidad de apreciar los elefantes, los osos malayos, los orangutanes, los c谩laos, y las urracas que recuerda de su propia infancia.
Nuestro conductor sigui贸 la motocicleta de Pranyoga hacia todas partes y por un sinf铆n de curvas, hasta que finalmente alcanz贸 una cresta y pudimos observar un panorama pintado de negro. Caminando a trav茅s de la ceniza aun ardiente, Putra estima que el incendio se hab铆a iniciado una semana antes鈥攗nos 150 acres de bosques de tierras bajas secundaria fueron incendiados. Los culpables, se imagin贸, eran locales hambrientos que buscaban cultivar caucho y cacao鈥攖al vez incluso algunas palmeras oleaginosas鈥攃omo fuente de ingresos. Caminamos a trav茅s de los tocones carbonizados y sobre el cad谩ver color beige y canela moteada de un pit贸n de Birmania. A pesar del sonido del quiebre de ramas fr谩giles y helechos tostados, notamos una disonancia extra帽a en el aire agradable, con aroma a s谩ndalo de la India. "El gobierno dice que no tiene el presupuesto," dice Putra. "Pero podr铆amos evitar esto si se preocuparan por 茅l." (A pesar de numerosas peticiones, Siti Nurbaya, Ministro de Medio Ambiente y Bosques de Indonesia, se neg贸 a hacer comentarios para este art铆culo.)
Con el tiempo, las hojas de los 谩rboles secos comenzaron a rasparse y el aire comenz贸 a llenarse de humo. "隆Jocelyn, mira!" Putra llama, apuntando a una masa de color naranja cada vez m谩s grande en la distancia. Las hambrientas y salvajes llamas se acercaban de manera constante hacia nosotros, con chasquidos y estallidos, a medida que las cenizas comenzaban a flotar como blancos copos de nieve. Con el humo llenando nuestros pulmones y ardiendo nuestros ojos, nos apresuramos hacia el coche y, manchados de negro, huimos lejos del calor. Mientras sal铆amos, pasamos a煤n m谩s plantaciones industriales dentro del parque nacional. "Espero que este fuego llegue a las palmeras," Putra coment贸 a nadie en particular.
Como el mundo sabe ahora, los incendios en Sumatra con algo com煤n. En 2015, incendios atribuidos a plantaciones de palmeras oleaginosas en la isla y en Borneo destruyeron m谩s de seis millones de acres de bosque, cubriendo de bruma una franja del sudeste asi谩tico, desde Yakarta hasta Bangkok, durante semanas y enfermando a cientos de miles de personas en toda Indonesia, Malasia y Singapur. El Banco Mundial estim贸 las p茅rdidas econ贸micas de los incendios en $16 mil millones. (Sin embargo, no se cuantificaron los nueve orangutanes que se quemaron hasta la muerte ni los otros m谩s de 100 que se encontraron atrapados o vagando cerca de los pueblos.) La composici贸n 煤nica del suelo hace que los incendios sean casi imposibles de extinguir鈥攑ueden arder y emitir carbono durante d茅cadas. Los cient铆ficos han dicho que con el fin de limitar el calentamiento a 2掳C, el mundo no puede emitir m谩s de 600 millones de toneladas de gases de efecto invernadero de aqu铆 al 2050. Las emisiones de carbono de las turberas de Indonesia por s铆 solas, si se liberan en forma de CO2 a la atm贸sfera, equivalen a un tercio de dicho presupuesto restante.
Sin decir menos, las conflagraciones imposibles de negar han avergonzado al gobierno de Indonesia. En Abril, unos d铆as antes de que las naciones de todo el mundo se reunieran para firmar el Acuerdo Clim谩tico de Par铆s, el presidente Joko Widodo anunci贸 una moratoria nacional sobre nuevos permisos de aceite de palmera. Indonesia "no debe permitir que nuestra selva tropical desaparezca a causa de monocultivos como los de palmera oleaginosa," hab铆a declarado algunos meses antes. Con mejores semillas y un aumento de la productividad, dijo, el pa铆s deber铆a ser capaz de mantener su industria de aceite de palmera sin continuar la destrucci贸n generalizada.
Putra tiene la esperanza de que la presi贸n p煤blica tambi茅n pueda ayudar a salvar el Leuser en peligro. En Abril, el activista en una visita a la regi贸n, y el actor respondi贸 exhortando a sus entonces 15.8 millones de seguidores en Twitter a firmar una petici贸n para exigir que el presidente Widodo cancele una propuesta de "plan espacial" que ignora la protecci贸n del Leuser contra el desarrollo por parte del aceite de palmera y otras industrias. Los funcionarios del gobierno acusaron a DiCaprio de montar una "campa帽a de difamaci贸n" con el objetivo de desacreditar la industria del aceite de palmera y amenazaron con echarlo fuera del pa铆s. Dos semanas m谩s tarde, sin embargo, el ministro de Medio Ambiente, Nurbaya, declar贸 un compromiso para hacer cumplir la moratoria nacional en el Leuser y dijo que el gobierno revisar铆a todos los permisos existentes relacionados con la reserva.
"No hay ninguna garant铆a del resultado", dijo Gemma Tillack, directora de campa帽a de agroindustria para la Rainforest Action Network, con sede en San Francisco, que trabaja para preservar la Leuser, "ya que no hay transparencia en torno a c贸mo se realizar谩 la moratoria." Su organizaci贸n tiene la intenci贸n de luchar por un plan revisado, as铆 como por establecer un 贸rgano de gesti贸n encargado exclusivamente de la protecci贸n del Leuser. Putra, por su parte, est谩 decidido no solo a obtener la cancelaci贸n del plan y revocar todos los permisos ilegales, sino tambi茅n a conseguir que se replanten 250,000 acres de la reserva con especies nativas.
Mientras tanto, la gente de Aceh continuar谩 haciendo lo que sea necesario para vivir. Los tres cazadores furtivos que conoc铆 en Tamiang, todos ellos "excombatientes"鈥攙eteranos del movimiento de independencia y, como la mayor铆a de sus antiguos compa帽eros de armas, sin educaci贸n y mal preparados para el empleo formal鈥攑robablemente est茅n planeando su pr贸xima incursi贸n de tres semanas en el bosque en busca del precioso C谩lao de Yelmo. Ellos no entienden la obsesi贸n particular de los compradores chinos con estas aves鈥攈an o铆do que utilizan los cascos para joyer铆a o como juguetes para sus hijos鈥攑ero saben que hay un mercado listo. "En el momento en que se desciende de la monta帽a," explic贸 nuestro anfitri贸n, "alguien vendr谩 de inmediato y llevar谩 los cascos a Medan." La venta de un solo pico, agreg贸, ser谩 suficiente para alimentar a tres familias durante un mes. "Cualquiera que sea la raz贸n por la que los quieran," intervino el due帽o del arma, "vamos a venderlos. Si hubiera un trabajo m谩s f谩cil, sobre todo si no fuera ilegal, por supuesto que escoger铆amos eso."
De hecho, 茅l hab铆a utilizado dinero extra para ajustar su fusil para que dispare perdigones de 5.5 mil铆metros. Los est谩ndar de 4.5, dice, tienden a no matar a los c谩laos al impacto, y 茅l y sus amigos no pueden soportar ver sufrir a las aves.
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Consejos Sobre C贸mo Encontrar Productos Virtuosos de Aceite de Palmera
Aunque es casi imposible evitar el aceite de palmera en su vida diaria, puede ayudar a asegurar que los productos que compra no contribuyan al cambio clim谩tico y aceleren la desaparici贸n del C谩lao de Yelmo. realiza un seguimiento de la industria de cerca, y publica informes anuales acerca de ""鈥攅mpresas que controlan algunas de las marcas de dulces y frituras m谩s conocidas del mundo鈥攜 sus compromisos con el uso de aceite de palmera libre de conflicto. (Adem谩s de impulsar la deforestaci贸n, la industria ha sido implicada en abusos laborales y de apropiaci贸n de tierras generalizados.) Aquellos que obtuvieron una alta calificaci贸n en el informe de 2015 fueron de Mars, Smucker鈥檚, General Mills, Kellogg鈥檚, Nestle, Dunkin鈥� Brands, Hershey鈥檚, y Krispy Kreme. Los rezagados incluyen Campbell鈥檚, Tyson Foods, los fabricantes de ramen Nissin Foods y Toyo Suisan Kaisha, PepsiCo (Doritos), y KraftHeinz Company.
De modo similar, publica una lista de calificaci贸n llamada , la cual realiza un seguimiento de las marcas de alimentos y art铆culos de cuidado personal sobre los progresos en la mejora de sus cadenas de suministro. Los l铆deres de esta 煤ltima categor铆a incluyen a Unilever, mientras que Colgate-Palmolive se encuentra rezagada. Ambos grupos tambi茅n encabezan campa帽as de acci贸n social destinadas a hacer a las empresas y los gobiernos responsables; s铆galos en Facebook y Twitter para unirse a las 煤ltimas peticiones y campa帽as.