Podría empezar una historia sobre la creciente influencia humana sobre el sistema climático de la Tierra con un resumen de los efectos de un aumento incesante en las concentraciones de dióxido de carbono que atrapan el calor y otros gases de efecto invernadero. (La versión corta, por supuesto, es: siglos de derretimiento de hielo y de elevación de los niveles de los mares, de olas de calor más calientes y de lluvias más densas, de patrones pluviales menos predecibles, de ecosistemas y suministros de agua alterados). Pero dado que este tipo de artículos se han escrito durante décadas, incluso por mí, con poco impacto evidente, puede haber más valor en examinar la relación de evolución lenta entre nuestra especie y la atmósfera y el clima. Si algo bueno va a suceder, sucederá a causa de un gran cambio de nuestra parte en dicha relación. No debería ser ninguna sorpresa, en primer lugar, que la humanidad se esté tomando su tiempo para absorber y hacer frente a lo que...